
Es usual oír comentarios como "Estoy vieja"; "Me siento viejo". O alguien que nos lo recuerda. Hoy mirando mi ocaso, veo las flores que retoñan, dan brillo y colores, belleza y aromas, mustia su belleza y esparce semillas, para que el ciclo nuevamente vuelva al inicio.
Veo el Sol que nace cada mañana, como promesa de nuevas realidades, pues el ocaso fue recogiendo los pensamientos, los sueños, ese descifrar de cada cosa que nos fueron sucediendo y no nos detuvimos una milésima para evaluarlo.
La luna testigo silenciosa de la tregua, del dormitar de los anhelos, sueños, deseos.
Me recuerda lo cíclico que da giros y giros, discierno entonces que eso es el tiempo.
Los giros en forma de baile en el gran ceremonial de la vida misma.
¿Que es el tiempo realmente?
....El tiempo...más que un lapso entre el despertar del Sol y su dormitar en el horizonte, una luna que se oculta y emerge complacida. El germinar, crecer, florecer, polinizar y marchitar de las flores del campo. Es la riqueza que voy atesorando para convertira en huella y el legado de una historia que alguien cercano recordará.
Si la riqueza la solemos medir por lo mucho que tenemos, diré entonces que soy infinitamente rica. Rica de esos ciclos de amaneceres y anocheceres, que llamo días.
Mi riqueza esta en la esencia de los días vividos, no me siento vieja, sino afortunada por tener el disfrute de muchos días recaudados en el Banco llamado Vida.
Y cada arruga al mirarla al espejo la siento intereses ganados sobre el gran capital de mi esencia vivida.