sábado, 21 de junio de 2008

En ágil libertad

Indómito, fuerte y constante,
imperioso, libre y altivo,
me enseñas de la nobleza de la libertad
El arraigo a lo místico a la conexión con la omnipotencia
En tu esbelto galope corres ágil rasgando el viento
sintiendo la libertad de ser lo que eres
No hay amarras que cercenen de tajo tus sueños
De correr en manada y en solitario a la orilla de la mar.
Sueño con tu esencia y al hacerlo
Abrazo la esperanza de alcanzar
los deseos que no se he podido materializar.
Sueles ser la voz de los dioses Indígenas.
Eres el buen presagio de días tranquilos, sin desasosiegos.
Te sueño blanco como la nieve misma
Sobre tu lomo siento la fuerza para triunfar
la probidad de disfrutar de la vida.
Permíteme sentir tu libertad sobre tu indómito cuerpo
A tu lado trotear las aguas de la orilla del mar
Y más que sentirme libre como tú
Enseñame a ser libre

Renacer en el Ocaso...

Renaciendo en el Ocaso, es parte de una vida que necesitó plantearse… ¿Qué hago ahora con lo que tengo en mis manos?
Jamás diría, comenzar de nuevo o partir de la nada…Pues quien ha vivido 45 años, jamás puede partir del punto cero.
Cada persona que enfrenta una situación álgida en el recorrido de las sendas de su vida.
Siempre recomenzará, planteándose una nueva forma de ver y de vivirla, más nunca comenzará de nuevo.
Pues cada quien lleva en si las huellas que se fueron tatuando con el tiempo, sus recuerdos, sus fortalezas, sus debilidades, su aprendizaje, su entorno.
Para comenzar de nuevo, sería necesario nacer de nuevo. Y eso no es posible.
Porque renacer en el Ocaso y no en el alba… Porque es en el Ocaso dónde solemos aventarnos a los recuerdos, reposar el cansancio, meditar y contrapesar situaciones.
Así que dejaré el alba para iniciar mi trayecto en ese Universo llamado Vida.



María Lasalete Marques

Orgullosa de ser Venezolana