domingo, 3 de enero de 2016

Lejos del ruido de la humanidad

Busco el horizonte, para  mirar una vez más la infinidad del espacio, esa línea abstracta que nos separa del más allá.
 Mirar sin observar, oír sin escuchar, respirar sin oler, oigo el canto del jilguero y la lluvia. Las gotas sobre el agua y admiro verlas penetrar ondulando ese cuerpo que se hace uno solo.

Y así como el ave busca la tranquilidad, mismo que el viento silbe en la copa del árbol, mismo que el agua descienda la montaña en vertientes produciendo sonidos. Ella sabe que es su remanso de paz. Yo busco el mío, lejos de ruido que hacemos la humanidad. Busco mismo sin saber por dónde comenzar, más cada día como fénix emerjo y me hago fuerte. Y se que voy a extender mis alas al viento, y ser como ese jilguero que encontró en el borde mismo del abismo, la tranquilidad para descansar.  

Renacer en el Ocaso...

Renaciendo en el Ocaso, es parte de una vida que necesitó plantearse… ¿Qué hago ahora con lo que tengo en mis manos?
Jamás diría, comenzar de nuevo o partir de la nada…Pues quien ha vivido 45 años, jamás puede partir del punto cero.
Cada persona que enfrenta una situación álgida en el recorrido de las sendas de su vida.
Siempre recomenzará, planteándose una nueva forma de ver y de vivirla, más nunca comenzará de nuevo.
Pues cada quien lleva en si las huellas que se fueron tatuando con el tiempo, sus recuerdos, sus fortalezas, sus debilidades, su aprendizaje, su entorno.
Para comenzar de nuevo, sería necesario nacer de nuevo. Y eso no es posible.
Porque renacer en el Ocaso y no en el alba… Porque es en el Ocaso dónde solemos aventarnos a los recuerdos, reposar el cansancio, meditar y contrapesar situaciones.
Así que dejaré el alba para iniciar mi trayecto en ese Universo llamado Vida.



María Lasalete Marques

Orgullosa de ser Venezolana