Las luces van
desfigurando las imágenes que flagelan mis recuerdos.
Caminos recorridos
de las manos, con un mundo de sueños a construir.
Lejano como la
luna que por instantes se oculta, sé que estas mismo sin verte.
Y cierro mis ojos
para pensarte, pues al abrirlos mi realidad es otra.
Bien pudieras
estar cerca, pero el tiempo abrió heridas de dudas.
Construimos un
templo sobre arena, pues el deseo cegó lo que estaba más que visible.
Hoy tenemos miedo
de y el silencio hace más tenue la distancia, hace menos dura la ausencia.
El tiempo no sana
herida alguna, apenas nos enseña a vivir con las ausencias.
El dolor no se
mitiga con el llanto, ni con el tiempo, lo compartido deja ramos que la
mansedumbre a calma entre los recodos del olvido. En los laberintos de los miedos.