Querido Tiempo:
No se si existes realmente, o si apenas eres un nombre inventado por el Hombre. Cuando me miro en el espejo y veo mi rostro algo marchito tras los años vividos y vienen a mi las imágenes de aquel rostro que recuerdo de mi niñez, se que existes.
Eres como esa línea paralela de los rieles por dónde se traslada un tren, junto la vida que se entreteje en mi existir para llenarme de experiencias y vivencias.
No se del tiempo que pueda existir, más allá del que puedo mirar en el presente y el reloj no se detiene, apenas tengo esa línea de 24 horas para hacer todo y cada una de las cosas con las cuales me he comprometido.
Eres ese estar cíclico entre el amanecer y el anochecer, un sol que se alza sobre mí para borrar mi sombra en su punto más intenso difuminando su reflejo.
Debes ser tan real que hasta la misma naturaleza se pliega a tu paso y es evidente que mas que una fracción de 24 horas, alcanzas la plenitud de una primavera florida, con mil colores y aromas, vistiéndose de gala abrillantando el paisaje del Verano, dando paso al deshojar de las árboles tras los intensos ocres del Otoño para luego recogerse en la desnudes del invierno.
Tiempo que miro en mi mundo y en el que busco entender mi razón de Ser y Existir luego de acaudalar recuerdos que emergen tras cada ocaso transformándose en el porque de cada amanecer de vida.
Cuando miro el agua cristalina de un río, siento tu presencia viva en cada ciclo del agua, su esencia jamás se merma sea cual sea su situación.
El jamás se preguntará porque nace en las altas montañas, abriéndose paso entre miles de escollos, para luego fundirse en ese mar da agua salada, levitar al cielo, condensarse en pompas de algodón para nuevamente descender en torrente de dulzura a su cauce inicial.
Creo que sólo el Ser Humano no ha entendido su tiempo Natural, tratando de protagonizar su mismo cronograma, es una lucha constante contra el espacio mismo, y su rol en igualdad con lo que pretende dominar arbitrariamente.
Hoy mi querido tiempo, entiendo que existes de una manera distinta a la que suelo mirar en el reloj y en las arrugas de mi frente, no es ese pasar de las horas el que me dice con exactitud a que hora el Astro rey se abrirá en claridad, para dejar atrás el reposo de la noche, son el paso de las lunas que me den la certeza de cada estación del año.
Creo entender que al querer ser los más dotados de inteligencia de la Naturaleza, nos olvidamos escuchar y observar lo que a diario el Universo nos murmulla y nos revela.