domingo, 2 de noviembre de 2008

Alguien que mira su reloj agradecida a Dios...



Tengo la certeza que alguien como Yo,
si pidiera a Dios algo, seria como injusto
pues creo que en la certeza de su Paternidad
me ha regalado días llenos de brillo y calidez.

Mi vida ha sido envuelta de una burbuja de cristal
protegida de las inclemencias y las adversidades
Talvez porque su mayor regalo
ha sido hacerme entender que la vida es el camino y la senda
y que las acciones son los hechos humanos con los que llenamos
nuestras alforjas de vivencias.

Que lo bueno o malo de los actos humanos
no es El quien los determina.
Ni las heridas que nos hieren el alma
ni la dureza de las cicatrices que cubren nuestro corazón
Ese libre albedrío que nos infunde con su Amor
al instante de nacer, esa libertad que no se negocia.

Cuando contemplo la Naturaleza
y trato de imaginar el Universo
es cuando me encuentro frente a toda su esencia
y cuando reflexiono en que soy a su imagen y semejanza
encuentro su esencia en lo mas intimo de mi Ser.

En cada despertar de un día, en el camino que transito
miro el cielo en el amanecer y tan sólo digo
Gracias por un nuevo despertar en un mundo
que abrazo para conquistar y en el cual pretendo
dejar aunque sea una minúscula huella de mi paso.

Pues tengo la certeza que en las grandes proezas
no están en las grandes hazañas
más sin en las pequeñas cosas con que llenamos nuestra vida
los pequeños detalles, representamos un pequeño átomo
en este universo, pero miles de pequeños átomos
hacemos la diferencia.

Renacer en el Ocaso...

Renaciendo en el Ocaso, es parte de una vida que necesitó plantearse… ¿Qué hago ahora con lo que tengo en mis manos?
Jamás diría, comenzar de nuevo o partir de la nada…Pues quien ha vivido 45 años, jamás puede partir del punto cero.
Cada persona que enfrenta una situación álgida en el recorrido de las sendas de su vida.
Siempre recomenzará, planteándose una nueva forma de ver y de vivirla, más nunca comenzará de nuevo.
Pues cada quien lleva en si las huellas que se fueron tatuando con el tiempo, sus recuerdos, sus fortalezas, sus debilidades, su aprendizaje, su entorno.
Para comenzar de nuevo, sería necesario nacer de nuevo. Y eso no es posible.
Porque renacer en el Ocaso y no en el alba… Porque es en el Ocaso dónde solemos aventarnos a los recuerdos, reposar el cansancio, meditar y contrapesar situaciones.
Así que dejaré el alba para iniciar mi trayecto en ese Universo llamado Vida.



María Lasalete Marques

Orgullosa de ser Venezolana