Tomada en Holanda
Cuantas noches de desasosiego, cubrieron mi existencia
Tratando de adentrarme en ellas, para acelerar el paso de las horas.
Y en el decorrer de las sendas, fui asimilando el aprendizaje
Que solo la vida nos brinda, cerrar historias inconclusas
Esperar por el invierno pausadamente si aún estoy en la primavera
Pues jamás podré pedir al naranjal que de sus brotes me ofrezca manzanas
Ni a la vida exigirle imposibles.
La vida se compone de esa escuela, dónde muchos lindamos caminos
Y de nuestro entorno aprendemos diversidad de pensamientos.
Es un compás de enseñanzas que sólo valoramos al final del trayecto
Cuantos amaneceres olvidamos de admirar
Porque los ojos están nublados de tristezas
Y pretendemos escuchar una sola voz, LA NUESTRA
Mirarnos como los únicos a quien las adversidades constriñe
Olvidando que en el recorrer de la existencia, muchos sufren
Al igual que uno escribiendo sobre sus pliegos blancos
Sus propias historias, así que creo que lo más sensato
Es saber y estar atento a los sonidos, que pululan en nuestro alrededor
Y despacio tratar de vivir la vida pues cada amanecer es una puerta que se abre
Y sólo un segundo marca la diferencia entre el ganar y perder
La oportunidad de traspasar esa puerta para seguir y continuar existiendo.