
Puede que la vida pase y no me percate de ello,
puede que el tiempo transcurra sin darme cuenta,
pero lo que jamás podre ocultar, es el horizonte mismo.
Esos colores naranjas y ocres donde los sueños reposan
y dónde la vida se recoge para una vez más levantarse
con la certeza de un nuevo despertar.
Puede que silencie mi voz, acalle mi garganta,
pero lo que no podré jamás, es silenciar el sonido de las aves
que regresan a sus refugios para descansar en el ocaso
y salen en el alba antes que el sol en bandadas,
abriéndose en el cielo recorriendo el lecho del rio.
Puedo ensordecer, pero jamás silenciaré el murmullo del alma
Puedo no mirar lo que me rodea, pues cierre mis ojos
pero siempre sentiré la caricia del sol calentándome la dermis
el roce del viento, corriendo en mi rostro
La vida y el mundo, transcurre lentamente con sabiduría
porque jamás será primavera después del Invierno
Ni nadie edificara mis sueños.
puede que el tiempo transcurra sin darme cuenta,
pero lo que jamás podre ocultar, es el horizonte mismo.
Esos colores naranjas y ocres donde los sueños reposan
y dónde la vida se recoge para una vez más levantarse
con la certeza de un nuevo despertar.
Puede que silencie mi voz, acalle mi garganta,
pero lo que no podré jamás, es silenciar el sonido de las aves
que regresan a sus refugios para descansar en el ocaso
y salen en el alba antes que el sol en bandadas,
abriéndose en el cielo recorriendo el lecho del rio.
Puedo ensordecer, pero jamás silenciaré el murmullo del alma
Puedo no mirar lo que me rodea, pues cierre mis ojos
pero siempre sentiré la caricia del sol calentándome la dermis
el roce del viento, corriendo en mi rostro
La vida y el mundo, transcurre lentamente con sabiduría
porque jamás será primavera después del Invierno
Ni nadie edificara mis sueños.