
no deja ver más que el reflejo de mis pupilas.
Y esa luz no es la precisa para caminar
menos aún deambular por un mundo cargado de piedras
que se deben sortear, para no lastimarnos.
Sera que las noches oscuras son el látigo,
que golpea a las estrellas, desviándonos de ellas.
Como gritar lo que siento,
si en cada hecho no ves lo que soy, el donde estoy y el que siento
Y una vez más un peñasco golpea mis pasos, tirándome al suelo.
Oscuridad que como vendaval agrieta el cristal de mi alma.
Y me da justo en dónde mas duele su golpe certero.
Es cuando me pregunto porque la noche se empeña
nn robar el brillo y la luz a las estrellas.
Es como caminar en un laberinto sin sentido, un juego de pensamientos
que no nos lleva a ninguna parte
pues pareciera ser un reto el buscar y hallar la salida.
Sin darnos cuenta que en ello se nos va la vida.