Una a una van cayendo las hojas ocres de los cipreses
Los colores que cubrieron el otoño van quedando entre el césped
El viento sopla como furia galopante mientras desnuda sutilmente los árboles
los días dejaron atrás su luminosidad, y el gris se apodera del cielo
el sol negado a ser oculto, trata una y otra vez de hacerse presente
pero como suspiro de quien muere, nuevamente desaparece.
Voy al lago y contemplo los murmullos de un paisaje que se apronto a dormitar
Aguas agitadas con fuerza, que en poco estarán inertes convertidas en hielo
Creo que el Otoño es ese tiempo de un vivir tácito, dónde la vida, el sentir,
Tiene un encuentro interior. Un lapso de tiempo del resurgir de lo que aparentemente
Dejo de existir. De los colores vivos después del despertar del invierno.
Una a una las ilusiones se van mitigando, tal vez hayan alcanzado el equilibrio
Entre el sentir y la razón, las preguntas una a una se imponen en un monologo personal.
El encuentro de mi Yo conmigo misma,
el silencio que abruma como el frío del invierno.
Siento mis raíces terrenas que me prenden a la tierra, mi libertad de águila convertida
en viento, y se que aún no encuentro mi camino, pues mis huellas las borro el viento.