martes, 1 de julio de 2008

A quien le importa....


Cuando los pensamientos emergen, los recuerdos se acercan silenciando la voz
Salen las palabras escondidas ahogadas por el tiempo, las palabras que no se desean expresar por miedo al desprecio.
Pero esos monosílabos que unidos al llanto son las frases del alma, del corazón mismo.
Siento tu presencia, abstrayéndose en el ocaso ya vivido, que es irrepetible.
Ausencias que siento inmensas, cuando preciso de unos brazos que me arrullen y me digan estoy a tu lado.
Tal vez los reclamos son algo más que eso, son el dolor mismo de decir en que lugar quedé, pues no tengo memoria de haber desertado de lo que siento.
No soy perfecta, no me creo dios para ello, tan sólo he tratado de dar, lo que mis manos querían dar, de ser la mejor en lo que hacia, pues no naci con un librero explicativo, o un manual que enseñara la medida de la mujer perfecta para no vivir el desamor. Para no oír después de un largo camino, no deseo más que me acompañes.
Como duele aún y negarlo es imposible, duele pues no se los motivos, no conozco respuestas, no entiendo el desinterés por salvar lo que sentías morir.
Siempre me hablabas de tus proyectos, tus anhelos y tus sueños, pedias de mi el apoyo, ser el pilar para emerger, la constancia para atiborrarte de fuerza, pero jamás me pediste ayúdame el amor se me esta muriendo.
No pretendía más que seguir amándote, sabiéndome amada. Luchar una vida repleta de esperanzas. Y hoy debo entender lo difícil de amar de corazón y lo difícil de olvidar del dolor en una agonizante espera.
En este ocaso cierro mis ojos, y te susurro en el viento lo que aún siento, afectos que envuelven los árboles para que te lleguen como soplo de viento.
Como duele la distancia y más aún el silencio, las palabras no dichas que se claven en el alma, quemándonos la garganta arrancándonos las lágrimas.
Eres el nácar más terso para mi. Como se cura el amor, o como se le mata, para que no siga desgarrando el alma de quien aún no mata la esperanza.

Renacer en el Ocaso...

Renaciendo en el Ocaso, es parte de una vida que necesitó plantearse… ¿Qué hago ahora con lo que tengo en mis manos?
Jamás diría, comenzar de nuevo o partir de la nada…Pues quien ha vivido 45 años, jamás puede partir del punto cero.
Cada persona que enfrenta una situación álgida en el recorrido de las sendas de su vida.
Siempre recomenzará, planteándose una nueva forma de ver y de vivirla, más nunca comenzará de nuevo.
Pues cada quien lleva en si las huellas que se fueron tatuando con el tiempo, sus recuerdos, sus fortalezas, sus debilidades, su aprendizaje, su entorno.
Para comenzar de nuevo, sería necesario nacer de nuevo. Y eso no es posible.
Porque renacer en el Ocaso y no en el alba… Porque es en el Ocaso dónde solemos aventarnos a los recuerdos, reposar el cansancio, meditar y contrapesar situaciones.
Así que dejaré el alba para iniciar mi trayecto en ese Universo llamado Vida.



María Lasalete Marques

Orgullosa de ser Venezolana